A pesar de los avances del sistema educativo, muchos alumnos siguen enfrentándose a un obstáculo silencioso y persistente: las dificultades para aprender a leer. Este problema, que suele iniciarse en los primeros años de escolarización, afecta a todo el itinerario educativo del niño.
El reto de la lectura en los primeros años
Los estudios nacionales indican tasas significativas de fracaso escolar, con un impacto directo en las asignaturas de portugués y matemáticas. Aún más preocupante es la relación entre las dificultades iniciales en lectura y la extensión de los problemas a otras áreas de conocimiento.
Para muchos niños, especialmente los que tienen menos apoyo familiar o proceden de entornos lingüísticos diferentes, la lectura se convierte en una barrera, no sólo para el conocimiento, sino también para la autoestima, la motivación y la salud mental.
Una desigualdad que se repite
Incluso cuando se producen mejoras generales en el sistema, sigue habiendo una franja de alumnos que no sigue el ritmo. Las causas son múltiples, pero las consecuencias son claras: desmotivación, retención y, a veces, abandono escolar prematuro.
Si identificamos a tiempo a los que están en riesgo, ¿podemos cambiar el curso de estas trayectorias?
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